Hoy traigo un fragmento cortito que muestra la dualidad de Taravangian, el listo y cruel contra el tonto y empático, vamos con eso.

🎨Lamaery

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Taravangian pasó aquella página, intentando comprender a la extraña criatura en que se convertía cuando era inteligente. Un ser sin el lastre de la empatía, con una mirada capaz de penetrar hasta el corazón de los asuntos.

Al mismo tiempo, un ser que no podía comprender el contexto de sus esfuerzos. Podía estar trabajando para proteger a un pueblo mientras ordenaba distraído que mataran a niños.

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El Taravangian listo conocía el cómo, pero no el porqué.

El Taravangian tonto no establecía conexiones, no recordaba las cosas deprisa, no podía calcular de cabeza. En aquel documento, cuya intención era desmoralizar, difamar y destruir a un hombre al que guardaba un gran respeto, el Taravangian tonto encontró dolor.

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Estaba sollozando cuando terminó de leerlo, y a los agotaspren los habían reemplazado los blancos pétalos de los vergüenzaspren.

«¿Y todo esto para salvar a un puñado de gente?», pensó.

En esos momentos, le pareció patético. ¿El Taravangian listo se consideraba tan brillante, tan magistral, y aquello era lo mejor que podía hacer?

Tenían que concentrarse en lo que podían hacer. El Taravangian listo entendía eso, y lo había logrado.

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El Taravangian tonto, en cambio, sollozó por toda la gente a la que había fallado. Toda la gente que moriría cuando Odium purgara la humanidad del mundo.

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